Si usted tiene un hijo o hija adolescente que por distintas causas o circunstancias no practica la responsabilidad como se desearía. Es importante que como padre de familia tome en cuenta los siguientes consejos para lograr que su hijo (a) adolescente sea más responsable:
✓ Evitar que lo mandado sea una imposición. Si es una imposición desagradable, es posible que no la haga o la haga a desgana y mal o desarrolle en él una animadversión hacia lo mandado y a quienes lo mandan. Y en todo caso, no se predispone para la responsabilidad.
✓ Darles siempre la oportunidad de intervenir en la planificación de lo que tienen que hacer. A fin de que se comprometan e impliquen por sí mismos en la misión determinada.
✓ Una vez tomada la decisión, no deben olvidarse de ello los padres. Han de seguir que se cumpla y enseñar que lo que se debe cumplir, se ha de cumplir, salvo fuerzas mayores.
✓ Intentar, en lo posible, que lo mandado no vaya contra sus gustos o convicciones. A no ser que antes lo acepte o se le den razones para aceptarlo.
✓ Que ellos mismos sean llamados a juzgar y a juzgarse cuando sea necesario, interviniendo los demás lo menos posible.
✓ Procurar que sus actos sean reconocidos más por la intención y esfuerzo que han puesto, que por los resultados. Aunque no se hubiera conseguido lo que se buscaba.
✓ Evitar críticas sobre detalles en la ejecución, que tengan en realidad poca importancia.
✓ Evitar demasiadas explicaciones y preámbulos cuando se les encarga algo. Los padres deben ser moderados y que ellos se responsabilicen de lo demás.
✓ Hacerles ver positivamente cómo al ser responsables están influyendo en la responsabilidad de sus hermanos.
✓ Dejarles hacer como estimen oportuno todo lo que pueda quedar bajo su elección.
✓ Convencerles de que los demás cuentan con su colaboración, que le necesitan y estiman también por ello.
Una de las consecuencias de la irresponsabilidad progresiva del niño es la llegada a la adolescencia en un grado de dependencia tan intenso, que el joven se siente gratificado con el cuidado de sus padres, especialmente de la madre. No encuentran la necesidad de emancipación y no aspiran a la independencia propia de la edad.
Lo que no sería grave, si no fuera porque todo ser humano está hecho para independizarse, formar otra familia y de esta forma ser adultos.
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