Cuando hablamos de las “36 naciones originarias de Bolivia”, nos preguntamos; ¿Realmente habrán esas comunidades o culturas? ¿Y si los hay se conservarán realmente en su esplendor de pureza? ¿Realmente subsisten? Y sobre todo ¿Cuáles son las causas para la desaparición? En este pequeño texto nos centraremos a la última pregunta.
Para ello recurrimos a varias lecturas de investigaciones hechas por equipos conformados por científicos extranjeros y bolivianos; lo que más llamó atención es la que realizó el holandés Pieter Muysken, quien sostiene: “Una de las principales causas que provocan la desaparición de idiomas es la económica, es decir que la falta de recursos y fuentes de trabajo obliga a etnias enteras a emigrar y poco a poco perder sus rasgos culturales e idiomáticos”. Ojo que la lengua es la principal característica cultural.
El autor explica que para establecer el grado de riesgo de una lengua se debe analizar el porcentaje de hablantes, su edad media, el número de niños que la aprenden, el tamaño del grupo étnico que la práctica y su situación social. “La mayoría de las lenguas nativas de Bolivia, señala Muysken, están seriamente amenazadas. La esperanza es que hasta fines de este siglo (año 2100) sobreviva apenas el 20 por ciento o un poco más. Calculamos que unas nueve, máximo”. Se refiere a que de las 36 naciones originarias en Bolivia 9 subsistirían hasta el año 2100.
La situación económica de muchas culturas originarias tiene facetas peculiares, teniendo en cuenta la misma benevolencia de la naturaleza. Cada cultura enfrenta diversidad de necesidades principalmente las básicas.
Es necesario analizar los demás factores o causas que enfrentan cada grupo cultural. En el caso de los Urus Muysken sostiene: “Hay un caso de una comunidad Urus en los Andes de Oruro. Esta etnia, como su lengua misma, se disolvió porque sus habitantes fueron absorbidos por otros grupos, debido a causas socioeconómicas. El nivel del lago Urus en torno al cual vivieron históricamente subió y bajó repentinamente, provocando desórdenes agrícolas. La gente fue abandonando la zona y ahora sólo quedan 12 personas auténticamente urus, y ya están altamente influenciados por el aymara”.
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